
Diagnóstico participativo en los Planes Municipales de Igualdad en el medio rural: Herramienta clave para la transformación social
Los diagnósticos participativos e interseccionales son el pilar para el diseño e implementación de políticas públicas verdaderamente transformadoras, que no solo abordan las desigualdades de género en su raíz, sino que también garantizan que las soluciones sean inclusivas, sostenibles y ajustadas a la diversidad de realidades presentes en el ámbito rural. Solo desde una base sólida y rigurosa como esta, se pueden generar cambios estructurales que promuevan una equidad real y un desarrollo integral para toda la comunidad
ACG Consultora de igualdad de género con enfoque de ruralidad
10/6/20245 min read



Diagnóstico participativo en los Planes de Igualdad Municipal:
Herramienta clave para la transformación social
Los Planes Municipales de Igualdad son instrumentos estratégicos para combatir las desigualdades de género en las comunidades rurales, pero su éxito depende de un paso fundamental: el diagnóstico inicial.
Un diagnóstico preciso, con enfoque participativo, es esencial para asegurar que las políticas públicas diseñadas respondan a las necesidades reales y específicas de la población y, sobre todo, visibilicen las brechas de género.
¿Qué es un diagnóstico participativo?
Un diagnóstico participativo es una metodología de investigación social que busca involucrar de manera activa a la comunidad en la identificación de los problemas, recursos y oportunidades presentes en su entorno. Para ello, podemos utilizar técnicas como los grupos focales, las entrevistas semi-estructuradas y los mapeos comunitarios, recopilación de datos no solo cuantitativos, sino también cualitativos, proporcionando una comprensión integral de la realidad local sistematizando esa información siempre con perspectiva de género.
Hablar de la sistematización con perspectiva de género, implica tener en cuenta las relaciones de poder entre hombres y mujeres, así como las barreras que limitan el acceso de las mujeres a los recursos y oportunidades, con el objetivo de identificarlas.
Además de esto, para asegurar una visión más inclusiva y precisa, este enfoque debe ser interseccional, es decir, considerar cómo las distintas formas de discriminación (género, clase social, etnia, edad, nivel cultural...) se entrecruzan y amplifican su situación de vulnerabilidad.
¿Por qué es crucial el enfoque participativo e interseccional en el diagnóstico?
Identificación de desigualdades invisibilizadas: Las mujeres rurales enfrentan barreras específicas que muchas veces no están debidamente registradas en estadísticas oficiales, tales como la sobrecarga de trabajo doméstico no remunerado, escasa participación social comunitaria o la falta de representación en espacios de toma de decisiones.
A través de un proceso participativo e interseccional, estas desigualdades se visibilizan, ya que la voz de las mujeres, sus experiencias y perspectivas, especialmente aquellas de grupos más vulnerables son fundamentales para construir un diagnóstico realista. Un diagnóstico que no incorpore estos enfoques corre el riesgo de simplificar las problemáticas o incluso ignorar aspectos cruciales de la desigualdad de género y sus múltiples dimensiones.
Empoderamiento de la comunidad: Al involucrar a las mujeres y otros actores locales en el diagnóstico, se promueve el empoderamiento comunitario. Las mujeres dejan de ser consideradas meras beneficiarias pasivas de las políticas públicas y se convierten en agentes activos de cambio (concepto de sujeto político femenino), contribuyendo a la definición de los problemas y las soluciones. Este proceso fomenta su participación en la vida pública y político y, a largo plazo, refuerza la igualdad en la gobernanza local. Además, el enfoque interseccional permite identificar quiénes dentro de la comunidad enfrentan mayores barreras, asegurando que nadie quede excluido del proceso de participación.
Legitimidad del plan: La inclusión de la comunidad en el diagnóstico genera mayor legitimidad y compromiso con las acciones del plan. Si la comunidad, en toda su diversidad, siente que ha participado en la identificación de las problemáticas y en la definición de las prioridades, habrá una mayor apropiación de las políticas implementadas, lo que incrementa la posibilidad de éxito del Plan Municipal de Igualdad. Esto es particularmente importante en áreas rurales, donde la cohesión social y las dinámicas comunitarias juegan un rol crucial en el desarrollo de cualquier proyecto de intervención.
Adaptación a la realidad local e interseccionalidad: Un diagnóstico participativo e interseccional con enfoque de género garantiza que las políticas públicas diseñadas no solo sean inclusivas, sino que también estén contextualizadas. Las necesidades de las mujeres en áreas rurales son distintas de las que se presentan en entornos urbanos, pero también son diferentes dentro del propio contexto rural según factores como la etnia, la edad o la clase social. Solo un proceso participativo con enfoque interseccional puede detectar las especificidades culturales, económicas y geográficas entre otras, que condicionan la vida de las mujeres. Esto asegura que las acciones del plan no sean una réplica de modelos urbanos, sino que respondan a las características propias de cada territorio y grupo social.
Técnicas de investigación aplicadas en el diagnóstico participativo e interseccional
Para llevar a cabo un diagnóstico participativo efectivo, se utilizan diversas técnicas de investigación social que promueven la interacción horizontal entre la población y las profesionales a cargo del diagnóstico. Estas técnicas permiten visibilizar cómo las desigualdades interseccionales afectan a las mujeres rurales de manera diferenciada.
Algunas de las más relevantes en el contexto rural son:
Grupos focales: Espacios de discusión en los que las mujeres y otros actores clave del municipio pueden compartir sus experiencias y perspectivas en torno a las problemáticas de género. Esta técnica es útil para generar un diálogo colectivo y para identificar patrones comunes de desigualdad en la comunidad, especialmente aquellos ligados a la interacción entre género, etnia, clase o edad.
Mapeos comunitarios: Herramienta que permite visualizar de manera participativa los recursos y problemáticas prioritarias para la población. A través de este ejercicio, las mujeres, en su diversidad, pueden señalar cómo se plantea la accesibilidad y como se distribuyen los recursos y las oportunidades, evidenciando las desigualdades estructurales.
Entrevistas semi-estructuradas: Estas entrevistas permiten profundizar en aspectos específicos de la vida de las mujeres rurales, explorando cómo las dinámicas de género y otros factores interseccionales afectan sus trayectorias laborales, educativas, políticas, de ocio o familiares, entre otras. Al ser semi-estructuradas, ofrecen flexibilidad para abordar temáticas emergentes durante el diálogo, lo que resulta clave para identificar factores que no se contemplaban inicialmente.
El diagnóstico participativo e interseccional, representa por tanto, una herramienta clave para garantizar que los Planes Municipales de Igualdad en el ámbito rural no solo respondan a las necesidades reales de la comunidad, sino que también fomenten un cambio social garantizando la gobernabilidad ciudadana. Al visibilizar las desigualdades de género y las múltiples dimensiones de vulnerabilidad que afectan a las mujeres rurales, y al empoderar a las mujeres como protagonistas del cambio, se asegura que las políticas públicas sean inclusivas, legítimas y adaptadas a la realidad local e interseccional.
En definitiva, no se trata solo de identificar problemáticas, sino de involucrar a toda la comunidad en el proceso de transformación hacia municipios más igualitarios y justos.
¡Los diagnósticos participativos e interseccionales son el pilar para el diseño e implementación de políticas públicas verdaderamente transformadoras, que no solo abordan las desigualdades de género en su raíz, sino que también garantizan que las soluciones sean inclusivas, sostenibles y ajustadas a la diversidad de realidades presentes en el ámbito rural.
Solo desde una base sólida y rigurosa como esta, se pueden generar cambios estructurales que promuevan una igualdad real y un desarrollo integral para toda la comunidad!
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