Mujeres rurales: Una fecha para mirar con otros ojos
Cada 15 de octubre celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una jornada para reconocer la aportación de millones de mujeres que viven y trabajan en los pueblos, generando vida, conocimiento y economía en sus territorios. Durante años, la imagen de la mujer rural se ha asociado casi exclusivamente al campo, la agricultura o las tareas de cuidado. Pero esa mirada, aunque reconoce una parte de la realidad, es incompleta y estigmatizadora. Las mujeres rurales son mucho más que eso: profesionales formadas, emprendedoras, investigadoras, técnicas, maestras, gestoras culturales y sanitarias, que están reinventando el medio rural desde la innovación, la sostenibilidad y la participación social. Romper con esa visión limitada es esencial para entender que el mundo rural no es un espacio homogéneo ni atrasado, sino un territorio diverso y lleno de talento, donde las mujeres ocupan un papel central en su transformación.
AINHOA CUADRADO AYBAR-ACG CONSULTORA DE GÉNERO CON ENFOQUE DE RURALIDAD
10/15/20253 min read


Cada 15 de octubre celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una jornada para reconocer la aportación de millones de mujeres que viven y trabajan en los pueblos, generando vida, conocimiento y economía en sus territorios.
Durante años, la imagen de la mujer rural se ha asociado casi exclusivamente al campo, la agricultura o las tareas de cuidado. Pero esa mirada, aunque reconoce una parte de la realidad, es incompleta y estigmatizadora.
Las mujeres rurales son mucho más que eso: profesionales formadas, emprendedoras, investigadoras, técnicas, maestras, gestoras culturales y sanitarias, que están reinventando el medio rural desde la innovación, la sostenibilidad y la participación social.
Romper con esa visión limitada es esencial para entender que el mundo rural no es un espacio homogéneo ni atrasado, sino un territorio diverso y lleno de talento, donde las mujeres ocupan un papel central en su transformación.
En los pueblos hay mujeres que cultivan la tierra, sí, pero también hay quienes lideran proyectos tecnológicos, gestionan servicios sociales, abren consultorías digitales, dirigen escuelas rurales o trabajan en el ámbito sanitario, educativo, ambiental y cultural.
Muchas de ellas han decidido quedarse o regresar, porque valoran la calidad de vida, el arraigo y la posibilidad de construir proyectos con sentido y sostenibilidad.
Están demostrando que el talento, la innovación y el liderazgo no son patrimonio de las grandes ciudades, y que los pueblos también pueden ser espacios donde desarrollar una vida profesional plena. Tenemos ejemplos reales de emprendimiento femenino: mujeres que trabajan en teleasistencia o psicología comunitaria desde sus pueblos, arquitectas que impulsan la rehabilitación sostenible del patrimonio rural, ingenieras o técnicas que desarrollan proyectos de energías renovables, educadoras sociales y trabajadoras comunitarias que fortalecen redes vecinales, emprendedoras digitales que ofrecen servicios online desde municipios pequeños, emprendedoras del ámbito sanitario… entre otros muchos ejemplos
Todas ellas contribuyen al tejido económico, social y humano que mantiene vivos los pueblos y demuestra que el futuro rural se construye también desde la profesionalización, la tecnología, la creatividad y el conocimiento.
Aún con todo esto, hay retos que aún persisten, siguen existiendo barreras estructurales, tales como la falta de transporte y conectividad digital en algunos territorios, dificultades para acceder a financiación o vivienda, poca representación en espacios de decisión política o económica, escasez de servicios que faciliten la conciliación y los cuidados...
Las mujeres rurales aportan una mirada transformadora sobre el territorio: combinan tradición y futuro, sostenibilidad y desarrollo, comunidad y autonomía.
Cuando las mujeres participan activamente en la vida económica, social y cultural de sus pueblos, no solo se diversifica la economía local, sino que además se fortalece la cohesión comunitaria, se promueve la innovación social y ambiental y se garantiza el relevo generacional, tan necesario frente a la despoblación.
La igualdad de género, en este contexto, no es solo un derecho, es una estrategia inteligente para el desarrollo rural. Y reconocer la pluralidad de las mujeres rurales, sus trayectorias, profesiones y proyectos, es el primer paso para diseñar políticas públicas más realistas e inclusivas.
Y nos preguntaremos: ¿Qué podemos hacer?
Incorporar la perspectiva de género en todos los planes de desarrollo rural, con financiación real.
Fomentar el empleo cualificado, la digitalización y el emprendimiento innovador en los pueblos.
Facilitar vivienda asequible y servicios de conciliación.
Crear redes de mujeres profesionales rurales que compartan recursos, formación y apoyo mutuo.
Visibilizar referentes femeninos rurales en los medios, para romper estereotipos.
Potenciar la educación y la formación continua como herramienta de arraigo y empoderamiento.
El Día Internacional de las Mujeres Rurales no es solo una conmemoración: es un recordatorio de que sin mujeres no hay futuro para los pueblos.
Las mujeres rurales están transformando silenciosamente su entorno: innovando, emprendiendo, investigando, educando y creando comunidad.
Ya no son solo “las que cuidan o cultivan”, sino las que diseñan el futuro de un territorio que necesita de su talento y su visión.
Reconocer su papel es apostar por un medio rural diverso, sostenible, inteligente y lleno de oportunidades.

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